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Desde el punto de vista de la clasificación de las lenguas, el español es una lengua flexiva, aunque en menor medida de lo que fue el latín. Es una lengua de acentuación fundamentalmente grave, es decir, acento en la penúltima sílaba, lo que no significa que no existan palabras agudas, muy numerosas, o esdrújulas, procedentes mayoritariamente de préstamos griegos. Conserva desinencias para el género, pero ha perdido el neutro en los nombres y los adjetivos y lo conserva en los pronombres como eso, lo vuestro, y en el artículo determinado lo, que se emplea como mecanismo nominalizador de adjetivos y de oraciones, a las que confiere una significación de totalidad y abstracción, como en lo que quieras
.
Morfología y sintaxis
El nombre ya había perdido las desinencias de caso en el latín
tardío del siglo VI. En su lugar el español, como las demás
lenguas románicas mediterráneas, sustituyó por un procedimiento
sintáctico lo que fue en principio morfológico, es decir, marcó
con preposiciones más nombre las funciones gramaticales de sujeto,
objeto directo, indirecto y complementos verbales de otra especie. Tanto en
el caso de los objetos directos personales o afectivos usa la preposición
a, como en el esquema querer a una persona y querer al gato; en el caso del
objeto indirecto emplea asimismo a, como por ejemplo dar algo a alguien; en
el caso del sujeto, son las desinencias verbales las que llevan la marca del
sujeto (comíamos, supone siempre un sujeto en primera persona plural)
y sólo en el caso de necesitar especificarlo es el orden, antepuesto
al verbo, el elemento que determina esta función. Por ejemplo, Los
poblamientos humanos destruyen los bosques cambiaría su sentido si
se escribiera al revés: Los bosques destruyen los poblamientos humanos;
por lo tanto, el orden de los objetos que van pospuestos al verbo orden también
es importante. Los demás complementos observan un orden bastante libre.
Una ordenación diferente y peculiar del sujeto está presente
en las oraciones interrogativas del español que se habla en toda la
zona de influencia del Caribe. Mientras que en las demás variedades
del idioma el sujeto de una oración interrogativa va pospuesto al verbo
de acuerdo con el esquema: pronombre interrogativo-verbo-sujeto, como ¿qué
quieres tú?, en esa variedad el orden de la oración es: pronombre
interrogativo-sujeto-verbo, como por ejemplo ¿qué tú
quieres? No se trata, como algunos estudios señalaron, de ningún
anglicismo sintáctico, sino de una evolución interna del idioma
relacionada con otros hechos, como el cambio en la determinación y
la pérdida de algunas desinencias verbales, consecuencia de la relajación
de los fonemas finales y su consiguiente neutralización.
Los verbos redujeron a tres las cuatro conjugaciones del latín. Posee
desinencias para las personas, el número, el tiempo, el modo y la voz.
En el caso de la segunda persona, el español canario, andaluz occidental
y americano, salvo algunas zonas colombianas, ha conservado las formas del
siglo XVII y ha desarrollado una conjugación para el singular basada
en la concordancia originaria con vos, segunda persona del plural; las formas
correspondientes a tú se consideraron vulgares y hasta humillantes,
y por esa razón la persona de confianza reconocida como digna de respeto
fue tratada de vos; a su vez, las personas de menor confianza reciben el mismo
tratamiento que en la península; son usted y concuerdan con la tercera
persona. El cambio afecta por igual a la conjugación verbal y al paradigma
de los pronombres personales y se denomina voseo al cambio en el empleo de
tú por vos, tanto en el verbo como en los pronombres, así como
en los posesivos que también necesitan la concordancia de persona.
Hoy se observa una tendencia a aceptar el paradigma peninsular entre las clases
urbanas y cultas, sobre todo las argentinas.
La voz verbal
En el caso de la voz, las cosas no son tan claras como aparecen en algunos
manuales. La voz activa emplea haber como verbo auxiliar para formar los tiempos
compuestos, lo que permite a ciertas escuelas lingüísticas hablar
de desinencias discontinuas o morfemas discontinuos en los tiempos compuestos,
porque el verbo auxiliar está completamente gramaticalizado y no posee
otra función que la de marca de tiempo, persona y modo. En la voz pasiva
todos los tiempos se forman con el auxiliar ser, también gramaticalizado,
y no existen más desinencias de pasiva que las que comporta el auxiliar.
El verbo carece de desinencia de aspecto, pero existe una serie de perífrasis
con claro valor aspectual de acción en desarrollo, como estar + gerundio
o acabar de + infinitivo. En las gramáticas escolares hasta mediado
el siglo XX se hablaba de una conjugación perifrástica, activa
y pasiva; hoy las gramáticas más completas hablan de perífrasis
de obligación del tipo haber de + infinitivo, tener que + infinitivo,
o deber (de) + infinitivo. Sea adecuado o no el tratamiento como voz o como
meras perífrasis, son procedimientos muy rentables en español
para construir la obligación y hasta los matices del futuro; compárense
estos matices en la significación de vendrá, debe venir, tiene
que venir, ha de venir.
Otro hecho relacionado con el cambiante paradigma de la voz es la conjugación
pronominal, que empezó siendo una conjugación reflexiva y que
hoy ha adquirido valor de voz media, como nos tomamos unos cafés. En
esos casos el pronombre átono recibe el nombre de anáfora. Este
fenómeno no aparece tan extendido en el español americano.
Otros rasgos del español
El español también se caracteriza por su constante empleo del
pronombre se, y el uso vivo del subjuntivo que tantos problemas origina a
quienes aprenden español como segunda lengua. Entre las características
heredadas del latín debe destacarse la sintaxis y los procedimientos
sintácticos para matizar, calificar o convertir en nombres, y por tanto
sujetos, a oraciones completas.
Formular una hipótesis es un hecho complejo en español; así
puede decirse quizá venga sin matización mayor, o bien, es posible
que venga, podría venir, puede que venga, o si viniera. Otras lenguas
no matizan con posibilidades gramaticales, sino léxicas, y poseen un
inventario mayor de adverbios y frases adverbiales que signifiquen hipótesis.
No obstante, la complejidad gramatical, la matización y la gradación
es mayor que si se realiza por medios léxicos, pues ninguna lengua
mantiene muchas palabras de significado tan próximo como el que proporcionan
las construcciones anteriores, al menos entre las lenguas no aislantes.
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